Este libro es uno de esos que a uno le deja buen sabor de boca, como para paladearlo siempre, a falta de un buen banquete cognitivo. De esos textos que a uno le abre el panorama de la visión limitada con que generalmente se sitúa uno por razones acomodaticias. Un descubrimiento, cuyo asombro de lector, va creciendo conforme avanza en la lectura. Desde el título de la portada: Primates y filósofos, la evolución de la moral del simio al hombre, hay una llamada de atención, y el desvío de la mirada sistemática del qué y el por qué, en la enseñanza y el aprendizaje de lo que a la ética le importa: la moral y la moralidad.